30 junio 2014

PREVIA TRIATLON OLIMPICO MADRID

No he escrito los últimos tiempos, apenas da el tiempo para pararse a resumir las sensaciones, datos, objetivos, progresiones…

Empezaremos por el final: este pasado sábado terminé el triatlón olímpico Villa de Madrid, celebrado en la Casa de Campo en Madrid. Circuito típico ya en la capital, con sus cinco subidas a Garabitas.

Sigamos por el principio. Los últimos dos meses han sido buenos en entrenamientos. Las sensaciones en bici eran aceptables, aún no habiendo probado a subir ningún puerto, excepción hecha de la Cruz Verde. La carrera es sin duda mi punto más débil, acabando cada uno de los entrenos muy tocado de los gemelos y soleos y no pudiendo hacer series por miedo a lesión más que nada. Así que lo he confiado todo a un día a la semana a hacer entre 7 y 9 km y 3 ó 4 salidas de 4 km, no mucho más, tras salida en bici, para entrenar a las piernas a correr en fatiga.

La natación era lo que más confianza me daba. Los tiempos en piscina volvía a ser lo que eran antes del parón obligado, y quizá tenía un punto más de confianza al ver que aguantaba mejor las sesiones, manteniendo (o casi) los tiempos en las últimas series de cada sesión. Faltaba ver si eso podría llevarlo al nado en aguas abiertas.

Si no me fallan los cálculos, durante la temporada he nadado unos 200 km, en bici habré rodado en torno a 3.800 km y la carrera a pie unos escasos 320 km. Sí que he intentado ser más constante con los estiramientos, visitar más frecuentemente al fisio que además de cuidarme en lo físico fue el primero que me dijo que estaba para un olímpico (ya ajustaremos cuentas él).

Tenía en la cabeza hacer el olímpico de Madrid, por cercanía, por el reto de la distancia, por quitarme espinas clavadas. No las he tenido todas conmigo, me llamaba más el short por aquello de que tenía menos metros de natación (1.000), pero en los últimos tiempos me ha atraído más el hacer un triatlón “como debe ser”, con sus 1.500 metros de natación.

Así que hice la inscripción a última hora y me cuidé mucho la semana anterior a la competición, que iba a ser un sábado de finales de junio a las 18 horas, con el calor que se presupone para esas fechas. No hizo mucho calor la semana anterior, es más incluso llovió un par de días, pero volvió el calor el día anterior. Intenté abstraerme de eso, no puedes controlarlo, y me centré en probar todo lo olvidado. Entre otras cosas, comprar gafas nuevas para evitar que las viejas me jugaran una mala pasada (ya va entrando agua más de lo deseado), probar a calzarme y descalzarme con la bici en marcha (de nada sirvió), probar los elásticos en las zapas, limpiar y engrasar la bici, probar el mono (una talla más quizá mejor), salida en bici a subir garabitas y recordar cómo es y testar en qué punto estoy y qué desarrollo debo llevar y qué sé yo qué más.

La meteo daba para el sábado viento fuerte. Una preocupación más, aparte de nadar en el lago. Poco a poco pintaba la cosa a peor, nadar en ese lago, viento en la bici y carrera a pie sin entrenar suficiente.

Últimas decisiones: no usar pulsómetro, para evitar algo que pueda agobiar durante la natación, llevarme una barrita para la bici, además del gel… y a mentalizarse. Cojo el dorsal el viernes, donde coincidimos con un amigo que iba a hacer el sprint. Y ya llega el sábado y hace un viento de la leche.

La suerte estaba echada. Todo el trabajo estaba hecho. Ahora sólo tocaba… ¿disfrutar?